La Salamanca contaba en el siglo XII con una importante comunidad judía, a la que el rey Fernando II de León (padre de Alfonso IX, fundador de la Universidad) le había otorgado los mismos derechos y deberes que los cristiano (Fuero de Salamanca) tras su valiosa ayuda en la guerra contra Castilla. La judería ocupaba el sur de la ciudad, siendo su calle principal lo que hoy es la calle Libreros, y en el siglo XIII llegó a contar con tres sinagogas, una de ellas situada precisamente en lo que hoy es el edificio del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Salamanca.

En el siglo XIV comenzaron las persecuciones a los judíos, lo que provocaron la huida de muchos de ellos hacia Portugal, a la vez que a Salamanca llegaban familias de judíos procedentes de Francia, tras las expulsiones de las que fueron objeto en aquel país. Bisnieto de uno de esos judíos franceses nació en Salamanca, en 1452, Abraham Zacut, que tras ser educado por su padre, el rabino Samuel Zacut, y por el rabino Isaac Aboab en los textos tradicionales del judaismo (como la Torah y el Talmud), derivó su interés hacia la astronomía, un campo en el que contaba con numerosos referentes de astrónomos judíos españoles como Abraham Ibn Ezra (1902-1167) o Maimónides (1135-1204), y franceses como Jacob ben Tibbon (1236-1306) o Levi ben Gerson (1288-1344).
A pesar de encontrarse en Salamanca, cuya Universidad de Salamanca constituía uno de los centros de enseñanza e investigación en astronomía del siglo XV, la condición de judío de Zacut le impidió integrarse el estudio salmantino, pero sí que encontró a sus puertas quien le amparara, como Gonzalo Pérez de Vivero, rector y obispo de Salamanca. La astronomía, y en particular las tablas que recogían las posiciones de los cuerpos celestes, formaban parte de los intereses de los responsables de la iglesia católica de aquel tiempo, en tanto que les permitía conocer con precisión la fecha de celebración de la Pascua en el calendario eclesiástico.

El obispo Vivero acudió a los conocimientos de Zacut para elaborar tablas astronómicas, atribuyéndosele alguna de las recopiladas en “Tabulae ad meridianum Salmantinum”. Pero su obra más reconocida y destacada es el “Hibbur ha-gadol” (Gran Tratado) publicada en 1478, un tratado en el que realiza una serie de cálculos deduciendo las posiciones verdaderas diarias en longitud del Sol, la Luna y los cinco planetas, elaborados sobre el cielo de Salamanca en 1473, así como la explicación de su manejo en 19 capítulos más una breve introducción. La obra fue traducida al castellano por Juan de Salaya en 1481, pasando a ser conocida como “Almanach Perpetuum” (Almanaque perpetuo).
Tras la muerte del obispo Vivero en 1482, Zacut salió en 1485 de Salamanca y recaló en Gata (Cáceres), bajo el mecenazgo de Juan de Zúñiga y Pimentel, último maestre de la Orden de Alcántara, al que le dedicó su “Tratado breve en las influencias del cielo”, obra de astrología médica escrita en 1486, donde instruye a los médicos de la importancia de los astros en las enfermedades del cuerpo. Como apéndice de esta obra Zacut escribió también el “Juicio de los eclipses”, con horóscopos para los años de 1510 a 1524.
Tras la expulsión de los judíos de España, ordenada en 1492 por los Reyes Católicos, Zacut fue acogido por Portugal en 1493, como astrónomo y matemático del rey Juan II, cargo que mantuvo con su sucesor Manuel I, en una época donde los navegantes portugueses buscaban en las tablas astronómicas orientación para viajar a las recién descubiertas tierras americanas. No terminaron aquí las peripecias en la vida de Abraham Zacut, que tuvo que abandonar Portugal en 1497 para evitar su conversión forzosa al catolicismo, instalándose en Túnez y más tarde en Turquía, desde donde puede también que viajar a Damasco y Jerusalén, falleciendo se cree que en 1515.
