Dice un refrán que nadie es profeta en su tierra pero D. Filiberto Villalobos González lo fue y como prueba irrefutable de ello fue su funeral, uno de los más multitudinarios que se recuerdan en Salamanca.
Don “Fili” como era llamado popularmente en Salamanca, nació en Salvatierra de Tormes, pequeño pueblo de la provincia de Salamanca, un siete de octubre 1879 y falleció a los 76 años de un infarto en Salamanca el día trece de febrero de 1955
Él siempre recordará la pobreza general de su primera escuela y la servidumbre de los habitantes del pueblo natal respecto de los “señores”. En sus estudios primarios sobresalió desde el primer momento y por eso sus padres, aunque sin demasiados medios, lo mandaron a Salamanca para estudiar el bachillerato, destacando igualmente.
A los quince años termina el Bachillerato e inicia los estudios en la Universidad de Salamanca obteniendo en 1904 la licenciatura en Medicina. En 1900 y “tutelado” por Don Miguel de Unamuno funda la asociación Unión Escolar junto a la revista del mismo nombre.
Terminada la carrera recorre gran parte de los pueblos de la Provincia de Salamanca junto con el Doctor Pedro Golavachev de la Universidad de Moscú. En esta experiencia comprueba la pobreza de gran parte de la provincia y que dicha pobreza no era solamente económica, también lo era sanitaria, educativa y cultural. Una élite vivía holgadamente mientras el resto carecía de los medios mínimos para vivir con los estándares de aquellos tiempos.
Al terminar la licenciatura en la Universidad de Salamanca marcha a la Universidad Central de Madrid para obtener el Doctorado y lo consigue dos años más tarde. Su tesis titulada “profilaxis de las enfermedades fomentadas y adquiridas en la escuela” recogía las experiencias comentadas anteriormente.
En Madrid, para financiar el doctorado, trabaja como médico para la beneficencia municipal y se relaciona con los principales componentes de la Institución Libre de Enseñanza, un proyecto que brilló con luz propia y que permitió posteriormente el gran cambio que necesitaba la educación y la cultura españolas
Cuando regresa a Salamanca en 1906 ejerce como médico rural en Guijo de Ávila y Guijuelo, además de frecuentar paseos por la Plaza Mayor de Salamanca junto a Don Miguel de Unamuno y su gran amigo el matemático Guillermo Sáez. Ellos son el corazón de ese ambiente intelectual que se desarrolló en Salamanca en dicha época. En este año de 1906 se casa con Elvira Mier Durán y de este matrimonio nacerán cuatro hijos. Enrique, el menor de los hermanos, también estudió medicina en la Universidad de Salamanca ejerciendo la medicina durante toda su vida profesional.
En 1909 funda la asociación para el apoyo asistencial de la mendicidad logrando que todos los mendigos pudieran acudir libre y gratuitamente para ser atendidos por médicos que voluntariamente se fueron adhiriendo a su causa.
En Salamanca trabaja en la Facultad de Medicina como profesor auxiliar en la especialidad de radiología e instala una clínica radiológica en la Calle Ramón y Cajal, la tercera de este tipo que se instalaba en España tras Madrid y Barcelona. Probó el efecto de los “rayos x” en su propio cuerpo, sufriendo varias quemaduras y la pérdida de un dedo de la mano.
Compaginaba su actividad médica y académica con la política y así se presentó como concejal independiente al Ayuntamiento de Salamanca obteniendo la concejalía durante cuatro años- desde 1909 hasta 1913-. En ese tiempo forma el Partido Reformista de Salamanca que más tarde se integraría en el Partido Liberal Demócrata a nivel nacional. Como concejal consigue poner de acuerdo a grupos republicanos y de izquierdas que estaban enfrentados y todo ello para conseguir su gran objetivo que era construir escuelas en cada barrio la ciudad. En esta época pasa varias veces por la cárcel por su activismo social y político.
Continuó su actividad pública en 1913 en la Diputación Provincial, siendo reelegido en 1917. El caciquismo en la provincia de Salamanca estaba a la orden del día y se enfrentó a grupos conservadores que no hacían nada por el progreso de su territorio resultando encarcelado de nuevo por ello. Su popularidad era tal que en 1918 llegó al congreso por la circunscripción de Béjar sin que ningún otro rival se presentara. Béjar era uno de los baluartes de los republicanos por su numeroso grupo de obreros de fábricas y empresarios liberales, los cuales agradecieron su activismo en favor del acceso a la educación y la cultura de la clase trabajadora y los hijos de estos. Su fama se la ganó a pulso como médico en Guijuelo atendiendo a todas las personas sin importarle su nivel económico. Esto lo catapultó al Congreso.
Se presenta a Cortes por el Partido Liberal y es elegido en las elecciones de 1918, 1919, 1920, 1923 y al proclamarse la II República en las elecciones de 1931, 1933 y 1936 por el Partido Centrista –cambió de partido al no ser apoyado por sus compañeros en cuestiones que previamente había pactado-
Entre 1922 y 1934, fue consejero delegado de la caja de previsión social y de la Caja de Ahorros consiguiendo muchas mejoras sanitarias y educativas.
Fue el político más votado en la provincia de Salamanca en las elecciones de 1931. Como diputado abanderó el proyecto del Pantano de la Maya-función regulatoria del Tormes, producción hidroeléctrica y creación de regadíos-, que empezando su andadura en dicho año fue inaugurada en 1965 como Pantano de Santa Teresa. También inició el proyecto del Hospital de los Montalvos que sería inaugurado igualmente en los primeros años de la Dictadura con el nombre de Hospital Martínez Anido.
Es elegido Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1934, formando gobierno con Ricardo Samper en primer lugar y con Alejandro Lerroux en segundo lugar. Su reto era que cada pueblo tuviera como mínimo una escuela y un consultorio médico, consiguiendo su implantación en muchos de ellos.
Como comentamos anteriormente, al no sentirse apoyado por sus compañeros de partido y de otros partidos que apoyaban al gobierno, abandona el Partido Liberal y pasa como independiente aunque apoyado en el Partido Centrista de nueva creación volviendo a ser nombrado ministro para el mismo ministerio bajo el gobierno de Manuel Portela.
En este tiempo aprueba por decreto una reforma del bachillerato pero la CEDA con José María Gil-Robles al frente y también elegido por Salamanca, vota en contra ya que afirmaba que esta reforma beneficiaba a la Educación Pública frente a la Educación que se impartía en los colegios de la Iglesia Católica.
Igualmente se enfrenta a este partido conservador votando en contra de la pena de muerte impuesta a los implicados en la Revolución de Asturias.
El 1 de julio de 1934, Torresmenudas, pueblo cercano a Salamanca, lo nombra Hijo Predilecto y le dio su nombre a la Plaza del Ayuntamiento, y en mayo de 1935 el Ayuntamiento de Salamanca le organizó un gran homenaje por su labor política, social, médica y en favor de la Educación y la Cultura como medio para cambiar la vida de la mayoría de los salmantinos.
Con el triunfo del golpe de estado del 18 de Julio de 1936 sufre la represión del Bando Nacional siendo encarcelado desde el 10 de agosto de 1936 hasta el 20 de julio de 1938.
Cuenta una historia local que Don Filiberto fue como tantos otros republicanos condenado a pena de muerte pero el General Franco se la condonó al haberle asistido a él y a su mujer personalmente cuando ambos sufrieron un accidente de coche en la Carretera de Madrid ya cerca de Salamanca
Una vez liberado, se dedicó en exclusiva a su actividad como médico radiólogo con gran éxito en la Ciudad. Se dice que su puerta estaba abierta las veinticuatro horas al día y no cobraba a quien no podía pagarle.
Como dijimos al principio, su funeral fue uno de los más multitudinarios que se recuerdan en Salamanca y ya entrada la democracia, la ciudad y muchos pueblos de la provincia le han dedicado estatuas, avenidas, calles, plazas y colegios. Méritos hizo suficientemente.
Vaya nuestro más que merecido homenaje a Don Filiberto Villalobos González, hijo de Salamanca, estudiante y licenciado por la Universidad de Salamanca, médico, activista social, político y escritor –redactó las actas de constitución de las propias Asociaciones y Fundaciones benéficas además de publicar un libro- y ser padre de familia numerosa.
Bibliografía:
Filiberto Villalobos González | Real Academia de la Historia (rah.es)
Filiberto Villalobos – Wikipedia, la enciclopedia libre