En la bella ciudad Italiana de Bolonia caracterizada por sus calles porticadas, por la abundancia de pastelerías y por tener la Universidad más antigua del mundo; entre otras muchas huellas de la antigua influencia española está el Real Colegio de España.

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Se trata también del Colegio Mayor más antiguo, pues su fundación data del año 1364 por testamento del Cardenal Gil de Albornoz. Nacido en Cuenca e hijo de García Álvarez de Albornoz y de Teresa Luna, era descendiente respectivamente de Alfonso V Rey de León y de Jaime I Rey de la Corona de Aragón.

Reinaba por aquel entonces en Castilla Pedro I llamado por unos el Justiciero y por otros el Cruel, y en Aragón Pedro IV llamado el Ceremonioso.

Gil de Albornoz, había recuperado Bolonia para los Estados Pontificios y dejó unas magníficas rentas para la creación y mantenimiento de este Colegio, con instrucciones sobre cómo debía ser el Palacio que lo albergara. El edificio se conserva estupendamente y da nombre a la “Via Collegio di Spagna”.

También dejó escritos sus primeros Estatutos y le dio el nombre de Colegio de España, adelantándose en más de 100 años a la unión efectiva de Castilla y Aragón.

Como ha escrito Guillermo García Valdecasas en “Un apunte histórico sobre el Real Colegio de España en Bolonia”: “Don Gil reúne a jóvenes de Castilla y Aragón, Cataluña y Galicia, Andalucía, Navarra, Valencia, Extremadura… En su terruño, cada cual habría considerado extranjeros a los otros; en Bolonia, unidos a la suerte de la casa común, iban a descubrir que eran españoles, como los llamaban todos en las aulas y en la calle”.

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Los Estatutos del Colegio inspirarían unos años después, en 1401 los del Colegio Mayor Anaya o Colegio Viejo de Salamanca, fundado por otro Obispo ilustrado y mecenas, el salmantino D. Diego de Anaya y Maldonado. Ambos Colegios fueron después la referencia de otros muchos en España y en América.

Curiosamente su época de mayor esplendor fue la del primer siglo de existencia (allí estudió Antonio de Nebrija), coincidiendo con la vigencia de los primeros Estatutos.

La finalidad inicial de las Becas era facilitar el estudio de jóvenes clérigos y laicos de la península ibérica que destacasen por sus dotes intelectuales. Posteriormente se fue pervirtiendo el espíritu abierto del fundador y se exigió “limpieza de sangre” quedando excluido mucho talento peninsular, y aunque nunca fue requisito explícito terminó casi reservado a la nobleza. Algo idéntico le ocurrió a los Colegios Mayores Salmantinos siendo la causa de su decadencia.

El Colegio de España en Bolonia milagrosamente sigue existiendo a pesar de los muchos avatares históricos, pero no podemos afirmar que su influencia cultural sea significativa ni en Italia ni en España. En Bolonia, el Palacio ni aparece en la mayoría de folletos turísticos a pesar de su antigüedad y de su magnífica restauración que mereció el premio Europa Nostra 2012.

Lo rige una fundación privada cuyo Patronato preside el Duque del Infantado, jefe del linaje Albornoz y patrono perpetuo. Tiene protección regía desde Carlos I que fue coronado Emperador en Bolonia. En base a esa “protección” el Ministerio de Exteriores ha pretendido recientemente intervenir en el nombramiento de nuevo Rector mediante un irregular Real Decreto que no pasó por Consejo de Ministros y que ha sido duramente criticado por el Letrado Mayor del Consejo de Estado. En casos similares, el Rey aprueba los nombramientos por Real Cédula.

  1. Gil de Albornoz entre otras condiciones reservó las becas sólo a varones, requisito que hoy algunos denuncian.

Personalmente no creo que sea una discriminación pues es una institución privada y fue la voluntad del testador. Tampoco creo que la Administración Española tenga ninguna competencia en el asunto ni deba inmiscuirse en la elección de Rectores ni en la aprobación de Estatutos, pero creo que acertarían quienes lo administran si actualizaran los Estatutos para incluir entre los becarios al cincuenta por ciento del talento español que falta. El Colegio vería duplicado de golpe su prestigio sin inversión alguna.