En 1998 Ramón Carreras, catedrático de Máquinas y Motores Térmicos de la entonces Universidad Politécnica de Cataluña, me envió el facsímil de una “MEMORIA SOBRE LA PROPULSIÓN AÉREO-DINÁMICA” cuyo autor es Federico Gómez Arias. Esa memoria había sido “Premiada en la primera exposición marítima Española, verificada en Barcelona en 1872”. Trata principalmente de la dirección de globos aerostáticos y de la navegación aérea, temas sobre los que se cavilaba entonces.
La elevación de globos era ya habitual. Pero llevarlos al lugar que los pilotos desearan no resultaba fácil. Propulsarlos y dirigirlos con cohetes era una solución que algunos proponían. También se pensaba en cohetes para impulsar máquinas voladoras más pesadas que el aire. Gómez Arias desarrolla en su memoria con gran detalle técnico la propulsión por cohetes que no emplean aire, utilizables también por tanto fuera de la atmósfera, los cohetes espaciales. Según Carreras puede ser considerado por ello autor del primer diseño mundial de un vehículo propulsado por cohete que no necesita aire para funcionar. El propio Gómez Arias lo resume así en la página siete de su memoria: “…se funda en la producción continua de gases, que… producen el esfuerzo reactivo necesario para la propulsión…”.
En la página veinte de la misma memoria Gómez Arias describe el que hoy llamamos motor de combustión interna. Se basa en que el combustible se inflama al introducirlo en el cilindro al final de la compresión del aire. Es la idea del motor que Rudolf Christian Karl Diesel patentó veinte años después, en 1892.
En el prólogo que acompaña al facsímil Carreras dice que Federico Gómez Arias nació en Salamanca en 1828, donde se graduó como licenciado en Jurisprudencia; que fue profesor de Geografía y Física en la Escuela de Náutica de San Sebastián, y que en 1863 fue nombrado catedrático de esas asignaturas en la Escuela Provincial de Náutica de Barcelona, de la que fue director desde 1872 hasta su muerte en 1900.
He visto en el archivo de nuestra universidad el expediente de Federico Gómez Arias. Aparte de su nacimiento en Salamanca en 1828, consta en él que en 1841 se matriculó de primero de bachillerato en filosofía. Segundo lo hizo en la universidad de Oviedo el curso siguiente, pero regresó a la de Salamanca para hacer tercero en 1843, y en junio de 1844 era bachiller. Ese mismo año comienza la licenciatura de Jurisprudencia también en nuestra universidad, donde, sin interrupción, continúa hasta superar el último curso, el séptimo, en 1851. El doce de junio de ese año obtiene el grado de Licenciado en Jurisprudencia por la universidad de Salamanca. Su domicilio, que se cita en su expediente como el de sus padres, es calle Jesús número 12, de Salamanca.
La Historia es resumen, simplificación, síntesis. Esas características son extremas en la historia de la ciencia y de la ingeniería. A pesar de los nombres propios, cualquier logro es resultado del trabajo de muchos. Todo conocimiento se asienta siempre en lo anterior y muchas veces también en lo adyacente. Federico Gómez Arias diseñó la propulsión con cohetes y el motor de combustión interna. Le faltó, sin embargo, recorrer el no pocas veces difícil camino que va de idear y diseñar a fabricar y a conseguir que lo hecho sea aceptado como útil. Sí recorrió ese camino Diesel, que en 1893 comenzó a construir el motor de combustión interna. Por eso ese motor lleva su nombre, motor diésel, aunque Federico Gómez Arias lo hubiera pensado y descrito documentalmente veintiún años antes.