ENTREVISTA AL MAGISTRADO PABLO RUZ POR MARTA DEL POZO
Por las manos del juez Pablo Ruz han pasado algunos de los casos más sonados de los últimos años: Faisán, Gürtel, Bárcenas… Trabajó durante 6 años en la Audiencia Nacional como juez sustituto primero del juez Del Olmo y después de Baltasar Garzón.
Fue un tiempo en que este magistrado alejado de cualquier veleidad “estelar” vivió la presión ambiental y la presencia mediática constante que a menudo acompaña a los magistrados de la Audiencia Nacional. En esos años tuvo que oír como inicialmente le tachaban de juez próximo al PP y luego de lo contrario. Sobre todo, a partir del día en que ordenó el registro de la sede del Partido Popular en la calle Génova de Madrid.
Desde hace dos años trabaja en un juzgado de Móstoles, alejado de los focos de la Audiencia Nacional. Ahora ha venido a Salamanca, invitado por la profesora Marta del Pozo de la Facultad de Derecho de la USAL, para hablar de una de sus pasiones: la cooperación jurídica internacional. La profesora Del Pozo aprovechó su presencia para hacerle una breve entrevista para el blog de Alumni – USAL.
Marta del Pozo: ¿Es la primera vez que vienes a la Universidad de Salamanca?
Pablo Ruz: No, no es la primera. Desde que estudiaba Derecho en segundo de carrera ya tuve oportunidad de estar aquí en un congreso de Derecho Penal. Además, siempre vinculo a Salamanca con la Universidad, con lo cual, encantado de volver a estar aquí.
Marta: ¿Y de qué vas a hablar hoy en Salamanca?
Pablo Ruz: Vamos a tratar los principales aspectos de la Cooperación Jurídica Internacional en materia penal. Hablaremos de la cooperación entre Estados en el ámbito de la Unión Europea y fuera de ella y de instrumentos que están en el día a día de la práctica jurisdiccional de los juzgados españoles. Por ejemplo, la orden europea de detención y entrega o, también, los equipos conjuntos de investigación.
M: ¿Funciona la cooperación?
P R: Desde luego que funciona, lo digo con conocimiento de causa.
M: ¿Y este conocimiento de causa ha venido de tu trabajo en la Audiencia Nacional en el juzgado central de instrucción primero 3, si no recuerdo mal, y luego 5?
P R: En el 6 estuve efectivamente, aunque con sustituciones en el 3 y en el 5. Han sido casi 6 años. Desde luego, yo siempre cuento que la primera actuación a la que me enfrente -al hacerme cargo del Juzgado Central número 6- era un asunto de cooperación de magnitud, con presencia de fiscales extranjeros en el juzgado, que necesitaban de la cooperación y la posición activa del juez español para practicar prueba. Pero también presumo que esta cooperación se da en cualquier ámbito jurisdiccional en cualquier territorio. Por eso los jueces españoles tenemos que tener esa formación y ese compromiso en atender a las peticiones de auxilio judicial internacional de manera tan ágil como la que tenemos con el juzgado de al lado.
M: ¿Crees que habría que cambiar las competencias de la Audiencia Nacional y convertirlo en un órgano encargado de investigar en general delincuencia organizada?
P R: De alguna manera, sin que esté expresamente reconocido como tal en la ley, la mayor parte de esas investigaciones desembocan -por cuestiones operativas, organizativas y competenciales- en el ámbito de la Audiencia Nacional. ¿Por qué? Porque la propia delincuencia organizada suele implicar, lo vemos en todas las investigaciones, un elemento de transnacionalidad que implica que el delito puede llegar a cometerse en el extranjero y en consecuencia ese es uno de los criterios que puede justificar la competencia de la Audiencia Nacional.
M: ¿Cómo valoras esa idea de que los magistrados que estáis en el entorno de la Audiencia Nacional recibís muchas presiones?
P R: Es una pregunta recurrente y mi respuesta siempre viene siendo la misma. Creo que la presión es implícita al ejercicio de nuestro cargo. Y, desde luego, cuando uno asume la investigación de causas complejas, con una deriva de implicación política o de importancia para el conocimiento público, las presiones están en el aire. Muchas veces una presión es una portada en un medio de comunicación, otras veces un comentario amigo o menos amigo de alguien cercano que te puede llegar. Hay que aprender a convivir con ello, y yo creo que cuando uno tiene muy clara su respuesta ante ese tipo de circunstancias, normalmente no interrumpen o no inciden en el trabajo diario.
M: ¿Cómo ves el cambio de modelo? ¿el que haya fiscalía instructora con juez de garantías, en vez de lo que tenemos ahora?
P R: Seguramente pronunciarnos en plano teórico es más fácil de hacerlo con referencia a la realidad cotidiana que vivimos. A mí me parece un modelo más lógico que el fiscal sea el encargado de llevar la investigación y que el juez quede reservado en una función asimilada a ese juez de garantías que existe en otros ordenamientos jurídicos cercanos, que vele por la tutela de los derechos fundamentales en las medidas que se toman durante la investigación. Dicho así suena muy bien. Pero, es cierto, que en nuestra realidad legislativa habría que acometer una serie de cambios profundos sobre el estatuto orgánico de la fiscalía, sobre la autonomía e imparcialidad del fiscal, que no independencia, para que la ciudadanía tuviera plena confianza en que se van a llevar las investigaciones sin ningún tipo de obstáculo procesal o de carácter material. Siendo ese el modelo teórico, tengo que decir que el modelo actual de investigación judicial ha venido funcionando y tiene además ese elemento de absoluta independencia e imparcialidad judicial que permite que las investigaciones prosperen y lleguen hasta todas las consecuencias posibles.
M: La última y también recurrente, ¿vives más tranquilo ahora?
P R: Pues ciertamente la tranquilidad laboral es mayor, pero en la vida de uno no todo es trabajo. Están las circunstancias familiares, los retos profesionales que uno pueda plantearse…Yo vivo ahora otra etapa distinta, aunque estoy tremendamente agradecido a los años vividos en la Audiencia Nacional. También es cierto que con una carga de estrés o preocupación importante, pero al mismo tiempo siento agradecimiento por el reto que he vivido y las buenas experiencias que, en conjunto, he tenido en las investigaciones llevadas a cabo.
M: Es que llevar escolta no se… ¿es duro?…
P R: Bueno, hay circunstancias personales que van implícitas en el ejercicio de una responsabilidad. Una de ellas es ésa que mencionabas, pero que en mi caso y en el de otros muchos se ha dado no solo en la Audiencia Nacional, también ejerciendo en localidades como Bilbao, donde estuve un par de años, y donde también se dio esa circunstancia. Es algo que al final con un poco de sentido común y con una cierta llevanza del día a día uno termina acostumbrándose, aunque, desde luego, se vive mejor sin ese tipo de condicionantes. Pero es algo asumido por todos nosotros.
M: Muchas gracias.